Nocturno II
Texto de Oliverio Girondo

Frescor de los vidrios al apoyar la frente en le ventana.
Luces trasnochadas que al apagarse nos dejan todavía mas solos.
Telarañas que los alambres tejen en las azoteas.
Trote hueco de los jamelgos que pasan y nos emocionan sin razón.
¿A que nos hacen acordar el aullido de los gatos en celo, y cual será
la intención de los papeles que se arrastran en los patios vacíos?
Hora en que los muebles viejos aprovechan para sacarse las mentiras,
y en que las cañerías tiene gritos estrangulados
como si se asfixiaran dentro de las paredes.
A veces se piensa al dar vuelta la llave de la electricidad
en el espanto que sentirán las sombras y quisiéramos avisarles
para que tuvieran tiempo de acurrucarse en los rincones.
Y a veces las cruces de los postes telefónicos, sobre las azoteas, tienen algo
de siniestro y uno quisiera rozarse a las paredes como un gato o un ladrón.
Noches en las que desearíamos que nos pasaran la mano por el lomo y
en las que súbitamente se comprende que no hay ternura comparable
con la de acariciar algo que duerme.
Silencio!- grillo afónico que nos mete en el oído.
Cantar de las canillas mal cerradas!
único grillo que le conviene a la ciudad.

0.50 x 0.70 mts.

Plumas, pinceles, Gouache y tintas sobre papel Canson Mi Tientes.

Año: 1998